Operación Popeye: La guerra secreta se hizo pública

1972

Sin duda el caso más notable de utilización del tiempo meteorológico como arma de guerra fue durante la guerra de Vietnam (1955-1975), por parte de la Fuerza Aérea de EE.UU. Por primera vez esta espinosa cuestión tomó estatus público. Se trataba, como tantos otros, de un programa secreto, del cual la ciudadanía no se habría enterado si la información no hubiera llegado a manos del periodista Jack Anderson.

Conocido bajo el nombre de Operación Popeye, el proyecto de intervención climática tenía por objeto dificultar la movilización del Viet Cong, la guerrilla de Vietnam del Norte, por el Ho Chi Minh. Este conjunto de senderos y caminos, nombrado así en honor al presidente de Vietnam del Norte, se extendía por 16.000 km de territorio, facilitando la logística y el movimiento de tropas. (Saldívar, 2022)

La idea era aprovechar la estación de lluvias del monzón, entre los meses de junio y setiembre, para producir un incremento de las precipitaciones, utilizando siembra de nubes con yoduro de plata. El inusual incremento de las precipitaciones volvería intransitables los caminos, convirtiéndolos en lodazales. Las operaciones militares fueron llevadas a cabo por el 54º Escuadrón de Reconocimiento Meteorológico, que entre 1967 y 1972 realizó numerosas intervenciones climáticas sobre Laos, Vietnam y Camboya. En total se realizaron 2602 misiones, “sembrando” 47.409 nubes, y con un costo de 21.6 millones de dólares (La ultima batalla, 2009)

Esta noción de privar al enemigo de movilidad y suministros no era, por cierto, algo nuevo en lo que a estrategia militar se refiere. La novedad aquí consistió en los medios empleados para lograrlo. Antes de pensar en incrementar artificialmente las lluvias, el Departamento de Defensa había llevado a cabo otras ideas. Una de ellas, la llamada Operación Ranch Hand, consistía en defoliar el Ho Chi Minh, en tramos donde donde la guerrilla se ocultaba y movilizaba al amparo de la profusa vegetación selvática. A mediados de 1966 se estimaba que 1.500 kilómetros de carreteras vietnamitas habían sido rociados con más de 750.000 litros de herbicidas, entre ellos el tristemente célebre Agente Naranja creado por los laboratorios de Monsanto y Dow Chemical, y muchas rutas y pasos clave estaban completamente defoliados. Otro plan, cuyo nombre en código fue Proyecto Comando Lava, tenía como objetivo la desestabilización del suelo; durante varios meses se arrojaron desde aviones sacos llenos de compuestos químicos secretos. (Elwee, 2020) Al parecer estas operaciones no tuvieron el éxito esperado: entonces llegó Popeye.

Es aquí donde los vaticinios de Irving Langmuir, uno de los creadores de la siembra de nubes, se hicieron realidad. (Cielos Limpios, 2 febrero 2024) El potencial de su invención para ser utilizada como arma de guerra era demasiado evidente para que el gobierno de EE.UU. la dejara pasar. El éxito de la Operación Popeye en términos militares fue, sin embargo, bastante relativo, ya que si bien ralentizó la logística del Viet Cong, éste continuó operativo. Al respecto, recordermos que la tecnología de siembra de nubes ha sido, desde sus inicios, muy cuestionada en términos de eficacia y riesgos por diversos estudios. En nuestro país, en los últimos tiempos por un informe de la Universidad de San Juan firmado por el ingeniero hidráulico,  profesor e investigador Dr. Oscar Dölling y el Dr. en Cs. de la Atmósfera e integrante de CONICET, Juan Rivera. (Cielos Limpios, 2 febrero 2024)

Volviendo a la guerra de Vietnam, en marzo de 1971 el periodista Jack Anderson publicó información sobre la Operación Popeye en la Washington Merry-Go-Round, una columna independiente que se replicaba en cientos de periódicos. En septiembre de 1971, el senador Pell, quien por entonces era presidente del ya desaparecido Subcomité Internacional de Océanos y Medio Ambiente, envió una carta al Departamento de Defensa solicitando información sobre Popeye. La respuesta fue demorada y finalmente nula, aduciendo razones de seguridad nacional. Pell, lejos de darse por conforme, continuó presionando y en junio de 1972 presentó ante el Senado la Resolución 281, por la cual:

«El Gobierno de EE.UU. debería buscar el acuerdo de otros gobiernos a la propuesta de un tratado que prohíba el uso del medio ambiente o la modificación de la actividad geofísica como arma de guerra, o la realización de cualquier investigación o experimentación con respecto a ella». (La última batalla, 2009)

Apenas un mes más tarde, el New York Times publicó un artículo denunciando que la modificación artificial del tiempo meteorológico se estaba utilizando como arma de guerra en Vietnam. La verdad ya no podía ocultarse. En 1974, presionados por el Senado, funcionarios del Departamento de Defensa se vieron obligados a hacer público el asunto, aduciendo que el programa sólo había logrado producir un incremento del 5% en las precipitaciones. Esto, por supuesto, llevó a cuestionamientos monetarios más que éticos: ¿por qué un programa tan ineficaz había permanecido activo durante cinco años, con el consiguiente gasto público?

El destape de la Operación Popeye es un perfecto ejemplo de cómo, al cobrar la modificación artificial del medioambiente estatus público a través de los medios de comunicación, la presión de la opinión pública compele a los representantes de la ciudadanía a actuar en consecuencia. Sin duda en este caso la presión se debió en buena medida a la creciente impopularidad de la guerra de Vietnam en EE.UU, y con ella, la de la administración de Nixon que la impulsaba, con quien Jack Anderson tenía entablada una guerra personal. (Simon, 2010)

El impacto ambiental causado por las operaciones militares de intervención atmosférica de EE.UU durante la guerra de Vietnam desde ya nunca fue monitoreado ni evaluado. Habría sido necesario un estudio pormenorizado de la atmósfera y el ecosistema de la zona afectada durante una ventana de tiempo suficiente, cosas que por supuesto nunca se llevó a cabo. Como suele suceder en los ecocidios, los daños pueden no ser visibles en lo inmediato, cosa que dificulta unir posteriormente las causas con las consecuencias (contaminación atmosférica, daño ambiental, alteración del clima, enfermedades, etc.). En el caso de Vietnam tenemos, sin embargo, la triste corroboración de que, tres generaciones después, siguen naciendo niños con malformaciones como consecuencia de la exposición a la dioxina de los herbicidas. (Freund, 2021) El Agente Naranja no se prohibió hasta 1972; para entonces, el mal ya estaba hecho. Se estima que más de 3 millones de vietnamitas han sido afectados con distintas enfermedades por dicha exposición. A diferencia de los veteranos de guerra estadounidenses, los vietnamitas no han recibido, a la fecha, ningún tipo de compensación económica por parte del gobierno de EE. UU. por los daños en su salud. (Lechiguero Pardo, 2005). Esto, cobra dimensión en los acuerdos internacionales como la Declaración de la Conferencia de Estocolmo de Naciones Unidas, primera cumbre ambiental mundial, donde se estipula que:

«Los Estados deben cooperar para continuar desarrollando el derecho internacional en lo que se refiere a la responsabilidad y a la indemnización a las víctimas de la contaminación y otros daños ambientales que las actividades realizadas dentro de la jurisdicción o bajo el control de tales Estados causen a zonas situadas fuera de su jurisdicción». (Naciones Unidas, 1973, p. 5)

En dicha Declaración se puso sobre el tapete, por primera vez, la idea de que los recursos naturales son bienes comunes y deben ser preservados en un plano internacional. 

En 1977 se concertó en la ONU el tratado ENMOD firmado por 48 naciones, al cual terminaron adhiriendo/ratificando en la actualidad 78 países (Argentina adhiere en 1987), prohibiendo específicamente la utilización de técnicas de modificación ambiental con fines militares u otros fines hostiles (United Nations, 1978). La mayoría de los países miembros de la ONU no adhirieron al tratado. 

Aeronaves UC-123 dispersando herbicidas en el centro-sur de Vietnam, 1966.

Como señala el científico Marvin Herndon, el ENMOD deja la puerta abierta para la utilización de técnicas de modificación medioambiental con fines no hostiles (Cielos Limpios, 25 febrero 2024). E incluso compromete a los firmantes a cooperar en los fines pacíficos de la modificación climática.

Reza un párrafo de la convención:

«Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a facilitar y tienen derecho a participar en el más completo intercambio posible de información científica y tecnológica sobre el uso de técnicas de modificación ambiental con fines pacíficos.» (ENMOD, art. III, inc. 2 )

Así, la controversial siembra de nubes, cuya eficacia, ética e impactos medioambientales y geopolíticos siguen siendo fuertemente cuestionados, continúa utilizándose en más de 50 países del mundo, entre ellos Estados Unidos, México, China, India, Rusia, España, Francia, Italia… y Argentina. La falta de claridad del tratado, como de transparencia en las investigaciones, desarrollos e implementaciones actuales sobre intervención climática aludidos en ENMOD, hace que sea casi imposible determinar los límites entre lo hostil y lo pacífico. No hablemos ya de la geoingeniería, que implica la manipulación del clima a gran escala, cuyos mismos propulsores admiten que habrá «ganadores y perdedores». Y es aquí donde creado el problema, nuevamente nos vuelven a ofrecer la solución de la gobernanza internacional, posiblemente otra vez en manos de la ONU, cuyas decisiones se pueden tomar muy lejos de los intereses de las personas. La realidad es que «jugar con cosas que no tienen repuesto» como el clima de nuestro planeta, no puede ser nunca algo negociable.

Respecto a los fines bélicos, específicamente prohibidos en ENMOD, ¿Cómo podemos estar seguros de que no hay otras Operaciones Popeye desarrollándose ahora mismo? (Cummins, 2018)

Con respecto a Argentina, un artículo científico del CONICET publicado en “Frontiers in Environmental Science” en 2020, con perspectiva histórica sobre la “lucha antigranizo” en Mendoza, destaca las incertidumbres -expresadas también por investigadores de distintos países- sobre las técnicas de siembra de nubes y disminución del tamaño de granizo. En el informe también se cita -en consonancia con lo anterior- la advertencia de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) respecto el tema: “aún no existe certeza acerca de los efectos cuantitativos de la siembra de nubes para aumentar las precipitaciones y menos aún para la supresión del granizo”. (Rivera et al, 2020)

Con el diario del lunes, casi seis décadas después de Vietnam, queda a las claras que el viejo sueño tecnocrático de dominación de sistemas complejos como el tiempo atmosférico y el clima, va quedando cada vez más opacado por experimentos irresponsables a cielo abierto, de dudosa ética y eficacia y cuyas consecuencias medioambientales a corto y largo plazo son difíciles de estimar.

Resulta surrealista ver cómo, 60 años más tarde, la misma técnica de intervención atmosférica que desencadenó un escándalo mundial por su uso hostil, con todas las incertidumbres (y aún más en la actualidad) que se plantean desde el ámbito científico, sigue al día de hoy siendo utilizada por intereses diversos desde los ámbitos públicos y privados. Y peor aún: cómo es que la ingeniería climática a gran escala, aún más peligrosa y cuestionable, sigue estando en el tapete de lo posible, e incluso forma parte de nuestra realidad cotidiana.

 Investigación, traducción, redacción y diseño 

Movimiento Cielos Limpios Argentina

 

Fuentes

Cielos Limpios (15 febrero 2024) El yoduro de plata, equivalente a la bomba atómica. https://comunidadcieloslimpios.com.ar/langmuir/

Cielos Limpios (2 febrero 2024)  El uso de tecnologías antigranizo es contrario a la ética científica. https://comunidadcieloslimpios.com.ar/oscardolling/

Cielos Limpios (25 febrero 2024) El tratado de ENMOD: un caballo de Troya. https://comunidadcieloslimpios.com.ar/herndon/

Cummins, E. (2018) With Operation Popeye, the U.S. government made weather an instrument of war. Popular Science. https://www.popsci.com/operation-popeye-government-weather-vietnam-war/

Elwee, P. (2020) The Origins of Ecocide: Revisiting the Ho Chi Minh Trail in the Vietnam War. Environment & Society https://www.environmentandsociety.org/arcadia/origins-ecocide-revisiting-ho-chi-minh-trail-vietnam-war

Freund, A. (2021) Agente naranja: la larga sombra de la guerra de Vietnam. Deutsche Welle. https://www.dw.com/es/agente-naranja-la-larga-sombra-de-la-guerra-de-vietnam/a-57486571

La última batalla (25 abril 2009). Operación Popeye https://laultimabatalla.wordpress.com/2009/04/25/operacion-popeye/

Lechiguero Pardo, L. (2005) Las víctimas actuales del Agente Naranja. Cruz Roja Española https://www.cruzroja.es/pls/portal30/docs/PAGE/SITE_CRE/PAGINAS/AGENTE_NARANJA.PDF

Naciones Unidas (1973) Informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano. Naciones Unidas: Nueva York https://documents.un.org/doc/undoc/gen/n73/039/07/pdf/n7303907.pdf?token=8FLR1i7JxX1gKZyrjG&fe=true

Rivera, J. et al (2020) Sixty years of hail suppression activities in Mendoza, Argentina: Uncertainties, gaps in knowledge and future perspectives. Frontiers in Bioscience. https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/111548

Saldívar, M. (2022) Operación Popeye: cuando el clima se usó como un arma de guerra. Meteored. https://www.meteored.mx/noticias/actualidad/operacion-popeye-cuando-el-clima-se-uso-como-un-arma-de-guerra-contaminacion.html

Simon, D. (2010) The Merry-Go-Round: On Jack Anderson. The Nation. https://www.thenation.com/article/archive/merry-go-round-jack-anderson/

United Nations (1978) Convention on the prohibition of military or airt other hostile use of environmental modification techniques – ENMOD / Signatories

https://treaties.un.org/doc/Publication/MTDSG/Volume%20II/Chapter%20XXVI/XXVI-1.en.pdf

United Nations (1976) Convention on the prohibition of military or airt other hostile use of environmental modification techniquesENMOD https://treaties.un.org/doc/Treaties/1978/10/19781005%2000-39%20AM/Ch_XXVI_01p.pdf

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