En 1958 se iniciaron en la provincia de Mendoza una serie de
experimentos con el sistema de siembra de nubes utilizado entonces en el Sur de
Francia. Para ello se instalaron 120 generadores que quemaban carbón al que se
impregnaba de una disolución acetónica de Yoduro de Plata (AgI).
En los ‘70 comienzan las primeras intervenciones, consolidándose
en el ‘83 el modelo de siembra de nubes con yoduro de plata, luego de utilizar
PbI2 (yoduro de plomo). Se efectuaba con cohetes lanzados desde tierra. La
intervención por medio de aeronaves surgió a fines de los ‘90 con asesoría de
Weather Modification Inc.
Hoy en día y bajo el amparo de una legislación provincial
que la habilita, Mendoza continúa la siembra de nubes desde la empresa AEMSA,
constituida en 2018, que tiene al Estado provincial como accionista
mayoritario.
Actualmente se intenta dar al programa antigranizo un barniz
de sustentabilidad, con métodos más modernos, aunque el yoduro de plata está
considerado peligroso para el medioambiente por su toxicidad para organismos
biológicos.
También desde el ámbito científico surgen algunos
cuestionamientos respecto a su efectividad. En palabras de Juan Rivera, doctor
en Ciencias de la Atmósfera y de los Océanos del Programa Regional de
Meteorología del CONICET: “La Organización Meteorológica Mundial resalta la
falta de evidencia científica que posee la siembra de nubes para la reducción
del granizo, cuyos resultados no han podido demostrar un efecto
estadísticamente significativo.”
Fuentes:
Texto y diseño: Movimiento Cielos Limpios Argentina