¿Qué podemos comprobar sobre las estelas en el cielo?

 

Identificación de vuelos

Para poder comprobar el origen de las estelas que vemos en el cielo, un primer paso sería determinar si son vuelos comerciales o si son otro tipo de vuelos. Eso se puede hacer con aplicaciones que muestran el tráfico aéreo registrado en  tiempo real, como Flightradar24, Radarbox o sitios basados en una red de código abierto, como ADS-B Exchange

Registros y hallazgos en Argentina

De acuerdo a más de dos años de registros de los vuelos que dejan estelas visibles en Argentina, vemos que se trata en su mayoría vuelos comerciales (mayormente de pasajeros), de acuerdo a lo que comparten personas de distintas partes del país. Y en las partículas que emiten se han encontrado diferentes metales, entre ellos el tan mencionado aluminio. La presencia de metales en las emisiones de los aviones comerciales fue reconocida por ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil) en marzo de 2024, aunque ha sido demostrada desde hace tiempo por estudios científicos publicados que analizaron la composición de las partículas.

Composición y efectos de las partículas

Esas partículas en algunos casos forman estelas visibles y en otros no, pero siempre son emitidas por la combustión de los motores de aviación. Que no sean visibles no significa que la contaminación no exista. Buena parte de esas emisiones terminan en el aire, suelo, agua. Son contaminantes y perjudiciales para la salud.

Se han publicado estudios científicos demostrando que en las partículas emitidas hay presencia de diversos metales recubiertos por un laminado de grafeno.

«Los compuestos metálicos detectados estaban mezclados internamente con las partículas de hollín. Los metales más abundantes en el escape fueron Cromo (Cr), Hierro (Fe), Molibdeno (Mo), Sodio (Na), Calcio (Ca) y Aluminio (Al); También se detectaron vanadio (V), bario (Ba), cobalto (Co), cobre (Cu), níquel (Ni), plomo (Pb), magnesio (Mg), manganeso (Mn), silicio (Si), titanio (Ti) y circonio (Zr)». (Abegglen, Manuel, et al, 2016). Infografía de ClimateViewer.com

 

Alteraciones producto de las emisiones

Por otra parte, en los días que se forman estelas persistentes se genera alteración de los patrones climáticos, como calentamiento de la troposfera (la capa de la atmósfera en la que sucede nuestra vida y el clima) por efecto invernadero, así como bloqueo de los rayos solares producto de la nubosidad artificial que atenúa el sol.

También pueden producirse alteraciones del ciclo hidrológico, porque esas partículas actúan como núcleos de condensación que pueden formar nubes artificiales y eventualmente alterar la formación de nubes naturales.

Invisibilizando un problema real

Hay mucha información tanto oficial como «alternativa» donde nada de esto se menciona. Desde ámbitos oficiales muchas veces sólo se dice que es vapor de agua y que no hay de qué preocuparse. Otras narrativas utilizan imágenes como las famosas de los tanques cisterna afirmando que esos tanques están llenos de químicos y que algunos pilotos lo rocían a sabiendas.

Tanques de agua para simular pasajeros en la cabina de un Airbus A380. Foto: Michael Macor/ The Chronicle
Simulación de peso en Boeing 777
Tanques y cableado de instrumentos de testeo
Photo Copyright ©: 2005 William Appleton
Simulación de peso en un Boeing 747 en 1969
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Sin embargo, es fácil comprobar con una búsqueda inversa que se trata de vuelos de prueba, y muchas veces son imágenes publicadas por los mismos fabricantes de aeronaves. Ambas versiones resultan funcionales para invisibilizar el verdadero problema: contaminación atmosférica y alteración climática. Sea intencional o no, estas interferencias en la atmósfera están sucediendo y esencialmente son producto de la aviación (mayormente comercial), más allá de que pueda agravarse por otros factores. La cuestión de la alteración climática producida por las estelas visibles que persisten y derivan en cirros artificiales viene siendo estudiada y reconocida por la ciencia al menos desde la década de 1960.

Estela de la era de la aviación. Un contrail creado por las emisiones de un avión comercial se expande convirtiendose en un una nube cirro sobre las montañas de Colorado. Los meteorólogos temen que tales artificios hechos por el hombre puedan alterar el sistema climático terrestre. National Geographic, abril de 1972.

 

Impacto en la estratósfera

Una parte de ese particulado, según el caso (altitud del vuelo, etc.) en ciertas condiciones puede terminar en la estratósfera, dónde permanece por mucho más tiempo (2 a 4 años) y genera daños al ozono que protege la superficie terrestre de radiación solar nociva, otra vez alterando el clima y las condiciones de vida aquí abajo, pudiendo generar también un blanqueamiento o capa plateada en el cielo incluso cuando el cielo está en apariencia despejado.

Creando un problema… y una “solución”

Este proceso es similar a lo que proponen los geoingenieros que promueven la inyección estratosférica de aerosoles para combatir el cambio climático (que estos mismos particulados en realidad pueden contribuir a generar). O sea, agregar más contaminación para combatir los efectos de la contaminación atmosférica ya existente. Un delirio.

«Si el momento y lugar de la siembra es seleccionado cuidadosamente, el efecto climático del adelgazamiento de cirros puede ser ampliado…»
«¿Una perilla climática de nubes cirros?» – Ulrike Lohmann y Blaz Gasparini  (2017)
 Infografía de ClimateViewer.com

 

Por otra parte, estas estelas que permanecen y se expanden en cirros artificiales, reflejan parcialmente la radiación solar, evitando que una parte de la luz solar que llegaría naturalmente alcance la superficie terrestre. Pero la geoingeniería tiene “un problema para cada solución”. La técnica de adelgazamiento de nubes propone disolver los cirros, naturales o artificiales, que tienen un efecto de calentamiento sobre la tierra. La técnica consiste en la inyección de más partículas químicas para “neutralizar” los efectos térmicos de las nubes cirros.

Tecnica de «cirrus cloud seeding»: eliminar los cirros (naturales y artificiales) con más químicos.. Infografía de ClimateViewer.com
 

 

La controversia del término «chemtrail»

Con respecto al término «chemtrail» muchas veces utilizado para definir estas estelas, varios investigadores y autores críticos de la contaminación de los cielos, han advertido que el término tiene un propósito distractivo y manipulador de la opinión pública, ya que se asocia con teorías incomprobables. «Chemtrail» se usa por muchos activistas en contraposición a «contrail», que es como se denomina a estas estelas en el ámbito científico. Como ya vimos, los contrails no son sólo vapor de agua, sino que son verdaderas y comprobadas estelas químicas. Ampliaremos sobre esta falsa dicotomía en una próxima publicación, pero cabe preguntarse qué actores salen beneficiados cuando no se llama a las cosas por su nombre. Al respecto, tal como se expresa en el sitio  geoengineeringmonitor.org, cuyo mapa e investigación es uno de los más completos y reconocidos sobre geoingeniería, cabe resaltar que:

«Si bien el discurso sobre los chemtrails refleja un malestar legítimo acerca de la transparencia, el efecto real del mismo es promover la oposición a la geoingeniería basada en afirmaciones infundadas, desacreditando la oposición a estas prácticas a los ojos de muchos.

Hay mucho a qué oponerse en los hechos verificados y las investigaciones que conocemos sobre la geoingeniería; todos deberíamos empezar por ahí.»

 
Tocando el timbre en la puerta equivocada: el interés por el término ‘chemtrails’ es ampliamente superior al de «contrails»
Tendencia histórica de búsqueda 2004-2024

Ver gráfico interactivo

Conclusión

Por eso es que finalmente, que las estelas sean o no visibles o persistentes es solo una parte del problema. Es importante saber que la contaminación ambiental que proviene de la combustión de los aviones, en cualquier caso siempre sucede; hay partículas de metales presentes en la atmósfera que precipitan y análisis que demuestran la composición química de estas emisiones. Las estelas visibles son simplemente lo que indujo a muchos a observar el cielo con más atención; y a aquellos que cuentan con el conocimiento y recursos necesarios, a analizar la composición atmosférica en distintos lugares. Al respecto, se realizó un documental, Overcast, que registra entrevistas a diferentes voces vinculadas a esta problemática y también la investigación de campo realizada por su director.

Por otra parte, es importante estar alertas con el avance de técnicas de intervención del tiempo meteorológico como la siembra de nubes y sus versiones más modernas, como así también de su hermana mayor, la geoingeniería, que avanza permanentemente y busca ser normalizada y legalizada por los tecnócratas delirantes del control de la atmósfera y la vida en la tierra.

Es fundamental basarse en fuentes fidedignas e hipótesis mínimamente comprobables y utilizar los términos científicos reconocidos, si la idea es poder intervenir en la realidad. Mientras esto no suceda, los grandes accionistas de las industrias contaminadoras seguirán brindando por la larga vida de lo que han dado en llamar «teorías de conspiración».

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