«Arruinando lentamente nuestro planeta», por Rosalie Bertell Ph.D.

En este escrito de sus últimos años, la científica, investigadora y activista ambiental Rosalie Bertell expone y denuncia desde una perspectiva histórica y de salud ambiental, las implicancias del uso de armas geológicas, y el «lavado de cara» con el que se pretende legitimarlas para fines pacíficos. 

Rosalie Bertell

2010

DE CÓMO ESTÁN CONVIRTIENDO LENTAMENTE NUESTRO PLANETA EN UN DESPOJO

Todos nosotros somos hijos de este Universo. Millones de años antes de que naciéramos, antes de que surgiera el firmamento con toda su riqueza y antes de que se formaran las sustancias químicas necesarias para cualquier forma de vida, las supernovas renunciaron a su existencia y crearon todas las sustancias químicas pesadas y oligoelementos que nuestros cuerpos necesitan para funcionar correctamente. Hace más de cuatro mil millones de años que se formó nuestra Tierra, ni demasiado cerca ni demasiado lejos de nuestro Sol, de modo que la temperatura era la justa para favorecer el surgimiento de la vida. La Luna se formó en la órbita de la Tierra, dominando la noche, las ondas del agua y los ciclos vitales que nos rodean. El agua cubrió nuestro joven planeta y formó un “caldo” químico en el que había largas moléculas con las proteínas necesarias para la creación de la vida.Estas moléculas se componían de aquellos elementos nacidos en las estrellas. El agua se retiró hasta ocupar el lugar de los océanos, y la tierra seca permitió el surgimiento de una gran variedad de vida: hierbas, árboles, flores, insectos, mariposas, pájaros, anfibios y animales de muchos tipos, entre ellos nosotros, los seres humanos. ¡Qué agradecidos debemos sentirnos por este espléndido regalo de la vida, y por todo lo que hemos empleado durante los últimos cientos de miles de años para preservarlo! Pero este regalo se encuentra ahora expuesto a peligros a los que no nos habíamos enfrentado nunca durante nuestro proceso de desarrollo.

Mientras que la sociedad civil de la Tierra ha estado intentando librarse de las armas nucleares durante los últimos 60 años, algunas naciones económicamente (muy) desarrolladas se han ido dirigiendo sibilinamente hacia el ámbito de la “geoestrategia militar”. Las “armas geológicas” han aparecido hace muy poco tiempo como una forma novedosa y altamente tecnológica para combatir los efectos del calentamiento global – esta forma novedosa es la “geoingeniería”. La geoingeniería se define como la influencia medioambiental sobre nuestra atmósfera a nivel mundial, y esto significa la manipulación de nuestro clima, de nuestros mares y, con estos, de nuestro mismo planeta natal. Los métodos propuestos al  servicio de la geoingeniería ya son un hecho, pese a la ausencia de debates públicos de tal índole y de notificaciones públicas previas, y pese a que tampoco exista ningún tipo de control democrático sobre ella. Los planes de geoingeniería propuestos se basan en una comprensión generaldel funcionamiento de los procesos naturales de la Tierra, adquirida tanto mediante la investigación espacial como del sistema de nuestro planeta.Estas investigaciones resultan impactantes por su número y alcance.

¿Por qué no se ha informado públicamente acerca de estos experimentos, teniendo en cuenta que estos geo-experimentos se están llevando a cabo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial? ¿Por qué no se hacen públicos y se discuten abiertamente, ni siquiera en las denominadas democracias? En febrero de 2010, en un encuentro de la American Association for the Advancement of Science (AAAS) (traducido: “Asociación Americana para el Avance de la Ciencia”),un geo-ingenieroofreció la siguiente respuesta:

“…precisamente, hay estudios que demuestran que los seres humanos adoptan sus decisiones principalmente sobre la base de su concepto del mundo, sus convicciones religiosas, sus opiniones sobre el mundo y sus sentimientos. Los hechos desempeñan un papel mucho menos importante. Este abismo no se puede salvar exponiendo hechos públicamente, ni intentando que la gente comprenda por el procedimiento de elevar su formación científica…”

Muy probablemente, el fundamento jurídico (para esta omisión) está relacionado con el hecho de que nadie es propietario de la atmósfera terrestre, y de que (por ello) ninguna ley prescribe estudios sobre los efectos medioambientales de la manipulación atmosférica. Se podría añadir que el secretismo militar es un componente esencial de la “cultura militar”. ¡Estos experimentos globales tienen graves consecuencias para la vida misma! Evidentemente, se está atacando a los seres humanos y a todo lo que les (nos) mantiene vivos y, hasta el momento, nadie ha establecido, expuesto ni reconocido claramente las posibles consecuencias. Del mismo modo, nadie ha solicitado un permiso oficial del conjunto de las personas, a quienes exponen así a este riesgo potencial. 

El trasfondo

Los principios legales que regulan experimentos con seres humanos quedaron claramente definidos tras los procesos de Núremberg, después de la Segunda Guerra Mundial. El primero de todos los principios es:

“Las personas implicadas deben tener la capacidad legal para otorgar su consentimiento; su posición debe ser tal que puedan ser capaces de ejercer una elección libre sin intervención de cualquier elemento de fuerza, fraude, engaño, coacción u otra forma de constreñimiento o coerción; deben tener suficiente conocimiento y comprensión de los elementos implicados que les capaciten para hacer una decisión razonable e ilustrada. Este último elemento requiere que antes de que el sujeto de experimentación acepte una decisión afirmativa, debe conocer la naturaleza, duración y fines del experimento, el método y los medios con los que será realizado; todos los inconvenientes y riesgos que pueden ser esperados razonablemente y los efectos sobre su salud y persona que pueden posiblemente originarse de su participación en el experimento.” [Fuente 1]

Personalmente me resulta evidente que (pese a que no conozco opinión legal al respecto) los experimentos con el propio sistema de soporte vital, es decir, la Tierra en sí, representan un experimento que cumple esta definición (anterior), ¡por lo que requiere una aceptación sólida y fundamentada!

Ya en el año 1946, la empresa “General Electric” descubrió que al arrojar hielo seco en una  cámara fría se formaban cristales de hielo similares a aquellos que se encuentran en las nubes. Estuvieron arrojando hielo seco a cúmulos desde aviones durante meses, lo que transformaba las gotas de agua en cristales de hielo, y observaron que estos caían a la superficie terrestre en forma de copos de nieve. En 1950, los investigadores contratados por el sector industrial descubrieron que el yoduro de plata causaba el mismo efecto. Así empezó la era de la modificación climática, y ¡nadie ha tenido en cuenta el derecho del conjunto de personas o seres humanos a ser informados sobre ello, y el derecho a otorgar (o no) su conformidad con estos experimentos! Por supuesto, la lluvia es natural, ¡así que no había motivo alguno para preocuparse por obtener un permiso! El motivo expuesto originalmente para la generación de lluvia fue que se pretendía volver productivos aquellos terrenos secos en estados compuestos fundamentalmente por llanuras. Se dice que Rusia empleó la “tecnología hacedora de lluvia” para provocar la lluvia radioactiva procedente de Chernóbil antes de que alcanzara Moscú. 

La escalada

Durante la carrera a la Luna, esto es, ya en el año 1958, tanto los astronautas de los Estados Unidos como los cosmonautas de la Unión Soviética descubrieron los cinturones de radiación Van Allen, cinturones magnéticos que protegen a la Tierra de las nocivas partículas cargadas del viento solar. Entre agosto y septiembre de 1958, en el marco del proyecto “Argus”, la Marina estadounidense hizo explosionar tres bombas de fisión nuclear a una altura de 480 kilómetros sobre el Atlántico Sur, en el cinturón Van Allen inferior. Las autoridades estadounidenses para la energía atómica lo denominaron “el mayor experimento científico jamás realizado” [fuente 2]. Este “experimento” tuvo efectos globales y generó una nueva forma artificial de luz polar. Los efectos a largo plazo de esta increíble obra de destrucción que tuvo lugar antes de que se hubiera comprendido la función protectora del cinturón Van Allen siguen sometidos a secreto aún hoy. 

Este “impresionante” experimento se repitió por segunda vez el 9 de julio de 1962 sobre el Océano Pacífico, era el proyecto “Starfish”. Se detonaron tres “equipos” nucleares con una fuerza explosiva de una kilotonelada, una  megatonelada y varias veces una megatonelada, lo que alteró seriamente el cinturón Van Allen inferior (interno), y modificó esencialmente su forma y su intensidad de radiación. Científicos predijeron que el cinturón de radiación no recuperaría sus características anteriores o su forma original en cien años (¡y esto podría no ser más que un mero deseo!). [Fuentes 3 y 4] Este suceso perturbó en tal medida al astrónomo residente en Gran Bretaña Sir Martin Ryle (astrónomo de la reina británica), que se convirtió en un activo opositor a la energía nuclear.

Desde 1962, el ejército de los Estados Unidos ha estado utilizando rayos electrónicos para ionizar o desionizar áreas de la atmósfera según el principio de los rayos. Ese mismo año, Canadá empezó a disparar satélites a la ionosfera, y a estimular el plasma (es decir, la carga eléctrica de esta parte de la atmósfera, nota del traductor) que contenían*. 

*El plasma es el cuarto estado de agregación de la materia. Partiendo del estado sólido, pasando por el más energético estado líquido y el posterior estado gaseoso, el estado plasmático es un estado de agregación aún más energético (que todos los estados anteriores, nota del traductor). Este plasma contiene moléculas separables en iones positivos y negativos. Por ejemplo, las moléculas del agua en el aire se pueden transformar en iones hidrógeno (HO+) y en iones hidruro (H-), es decir, en iones positivos y negativos. Un ejemplo de estado plasmático son los rayos. 

Posteriormente, en el año 1962, la Unión Soviética realizó otros experimentos similares con nuestro planeta, y generó tres nuevos cinturones de radiación a una altura de 7.000 a 13.000 kilómetros sobre la superficie terrestre. Los flujos electrónicos en el cinturón Van Allen inferior han cambiado significativamente desde este ensayo nuclear a gran altura, y no han vuelto a sus valores originales [fuente 5 y 6].

Zbigniew Brezinski, uno de los asesores de política exterior de los presidentes John E. Kennedy y Lyndon Johnson durante la Guerra del Vietnam, debatió e investigó medios y vías para emplear rayos y huracanes artificiales como armas (proyecto “Stormfury”) [fuente 7]. Según Lowell Ponte, autor del libro “The Cooling”, el ejército también ha investigado si los (rayos) láser y las sustancia químicas pueden destruir la capa de ozono sobre Vietnam del Norte, lo que ocasionaría daños a las cosechas y perjuicios a la salud de los seres humanos. [Fuente 8]

Los efectos

Esta manipulación atmosférica inquietó tanto a la Asamblea General de las Naciones Unidas, que el 10 de diciembre de 1976 aprobó la Convención ENMOD sobre la prohibición de utilizar técnicas de modificación ambiental con fines militares u otros fines hostiles (“Convention on the Prohibition of Military or Any Other Hostile Use of Environmental Modification Techniques”). Por otra parte, se ha despreocupado (aparentemente, nota del traductor) de prohibir también “proyectos pacíficos” como la “pura investigación”, los “proyectos de energía solar” o el “impulso de la industrialización de los recursos”. Nadie se preocupó de obtener la aprobación de un público informado. Los gobiernos simplemente han cambiado su posición ante las relaciones públicas. Por ejemplo, los Estados Unidos han empezado la investigación meteorológica con el fin de aumentar la producción de alimentos en las llanuras norteamericanas. 

Durante un periodo de más de 50 años se han llevado a cabo experimentos de influencia atmosférica esparciendo sustancias químicas en la atmósfera y provocando reacciones que se podían observar o no desde la Tierra, como por ej. auroras boreales artificiales [fuente 9] o experimentos con ondas basados en el calor o en las fuerzas electromagnéticas [fuente 10], o ¡incluso experimentos con explosiones nucleares en el seno de la atmósfera! Estos últimos interrumpen o distorsionan el modelo normal de propagación de ondas en la atmósfera superior, lo que suele provocar modificaciones climáticas en la troposfera. 

Las sustancias químicas que se esparcieron en la atmósfera terrestre incluyen azida de bario, clorato de bario, nitrato de bario, perclorato de bario y peróxido de bario. Todas esas sustancias son inflamables, y la mayoría de ellas tienen un efecto destructivo en la capa de ozono. Sólo en 1980 se arrojaron aprox. 2.000 kilogramos de sustancias químicas a la atmósfera, incluyendo 1.000 kilogramos de bario y 100 kilogramos de litio. El litio es una sustancia química que muestra una gran capacidad de reacción, y la radiación solar lo puede ionizar muy fácilmente. Esto eleva la densidad (electrónica)en la ionosfera inferior y genera “radicales libres”, los cuales son muy reactivos y (por ello) capaces de desencadenar otros cambios químicos (en la atmósfera) [fuente 11]. Pese a que estos experimentos forman claramente parte de los deseos del ejército de controlar el clima y de emplearlo como arma, los informes públicos sobre los efectos ambientales son completamente inexistentes. En lugar de eso, han responsabilizado de la disminución de la capa de ozono a ¡los desodorantes, el agua de colonia y los inhaladores contra el asma!

Lo que efectivamente se ha dado a conocer es que estas pruebas nucleares con una fuerza explosiva de 300 megatoneladas realizadas por los Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética a principios de los 70 redujeron la capa de ozono un 4% y produjeron graves daños a la salud de embriones, fetos, niños, adultos y en todo el entorno vital en general. [Fuente 12]

Los aviones ultrasónicos del ejército y misiles dañan igualmente la capa de ozono y ocasionan cambios atmosféricos. Este hecho se dio a conocer una tarde de los años 70 en las noticias y, probablemente, tuvo cierta influencia en la decisión de las aerolíneas comerciales cuando rechazaron la aviación supersónica – a excepción del Concorde. Sin embargo, rápidamente se desvió la atención del gran público del problema de la aviación ultrasónica y de las pruebas nucleares en la atmósfera hacia otro lado, cuando se hizo responsable del agujero de ozono a las neveras (es decir, al líquido refrigerante de dichas neveras, nota del traductor), agujero que perjudicaba la salud del ser humano y los campos de cultivo en diversas áreas de la Tierra, especialmente en el extremo austral de Sudamérica. Los campos de aplicación civiles de los clorofluorocarbonos (CFC) agudizaron el problema, pero es improbable que supongan la causa original. 

En el año 1974, Estados Unidos empezó las investigaciones sobre el calentamiento de la parte inferior de la ionosfera, primero en la Universidad Estatal de Pensilvania y luego en las plazas de Platteville, Colorado, en Arecibo, Puerto Rico y en Armidale, Nueva Gales del Sur, Australia. Esto llevó al senado de los Estados Unidos a diseñar un proyecto de ley que preveía someter a todos los experimentos militares relativos a la influencia climatológica al control de una autoridad civil. Desgraciadamente, este proyecto de ley no resultó aprobado en el senado.

En 1981 se transfirió el calentador ionosférico de Platteville a la base de lanzamiento de misiles en Poker Flats, Alaska. 

Un segundo laboratorio de física del plasma dedicado al estudio de la ionosfera se encuentra en Two Rivers, Alaska. Se le denomina (a este proyecto) HIPAS (“High Power Auroral Stimulation” (traducción: “Estímulo de auroras boreales de alta energía”). En las estribaciones de las Montañas Rocosas, cerca de Gacona, Alaska, el ejército y la Marina de los EE.UU han levantado una masiva agrupación de torres de transmisión con una estructura cuadriculada denominada HAARP (“High Active Auroral Research Project”, traducción: Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia). Actualmente hablamos de 180 torres de transmisión formando una estructura de rejilla; en 1994, todavía se trataba de una red (de rejilla) formada por 48 torres colocadas en sistema modular. Hay razones para pensar que HAARP pueda ser ampliada hasta 384 o 720 torres de transmisión. Esta poderosa y sincronizada maquinaria de transformación (de energía) está controlada por una serie de denominados Super-DARNS (“Dual Auroral Radar Networks”, traducción: “Red (de) radares dobles en la zona de aurora polar”), que supervisan los efectos de las manipulaciones de la ionosfera terrestre mediante HAARP y los efectos en la superficie terrestre. [Fuente 13]

Entretanto, parece que ya es posible dirigir el flujo de la corriente en chorro o jet stream (vientos ultraveloces ubicados en la atmósfera, nota del traductor), lo que permite influir en zonas limítrofes entre aires calientes y fríos en determinadas zonas geográficas; o manipular los grandes ríos de vapor (de agua), los cuales transportan las lluvias de los trópicos a determinadas zonas térmicas, ocasionando periodos de sequía o inundaciones. Inestabilidades (meteorológicas) naturales, como monzones, ciclones (tropicales), tornados, etc. se pueden ver enormemente reforzados por el procedimiento de “añadir energía”. La introducción de petróleo en líneas tectónicas de fractura o la generación de temblores artificiales mediante pulsos electromagnéticos pueden desencadenar terremotos. 

Esto no quiere decir que todos los acontecimientos atmosféricos y, en definitiva, el cambio climático, sean consecuencia de experimentos militares. Solamente digo que ¡resulta muy difícil distinguir en cada caso particular qué es experimento militar y qué un “verdadero fenómeno meteorológico”! Es un hecho evidente para todos el aumento de acontecimientos meteorológicos de gravedad. ¿Intenta la Pachamama advertirnos de algo? ¿O es sólo la sociedad civil la responsable del cambio climático? ¡No lo creo!

El futuro

¡Los Estados Unidos no son los únicos involucrados en este ataque de sofisticada tecnología contra el funcionamiento de los procesos naturales de la Tierra! Al menos Rusia, Gran Bretaña, Australia, Canadá y Japón son (igualmente) partícipes. Los “Geowarriors” (traducción: “guerreros de la geoingeniería”) están, como creo, intentando salir a la luz mediante experimentos aún más arriesgados y, con el consentimiento del público, ¡podrían llegar a ser ensalzados como “héroes del cambio climático”! En la Conferencia sobre Cambio Climático en Copenhague 2009, estos “guerreros de la geoingeniería” hicieron su jugada más efectiva cara al público bajo el pretexto de la “geoingeniería”, al recomendarla como “la solución frente al cambio climático”. ¡Aquellos que observan las preparaciones del ejército para las “guerras climáticas” se encuentran en un estado de alarma!

Muy recientemente, el 19 de septiembre de 2009, la Marina de los EE. UU realizó un estudio sobre nubes artificiales cuyo nombre fue “CARE” (“Charged Aerosol Releases Experiment”, traducción: “Experimento de liberación de aerosol cargado”). El laboratorio de investigación de la Marina de los EE.UU y el programa de pruebas espaciales del Ministerio de Defensa estadounidense utilizaron un cohete suborbital de cuatro etapas, el “Black Brant XII”, lanzado desde la isla “Wallops Island” en Virginia, con el fin de liberar óxido de aluminio y paja de aluminio (a la atmósfera), lo que generó una nube artificial en la atmósfera exterior de la Tierra, a una altura de 280 kilómetros sobre la superficie terrestre (las nubes normales se encuentran a una altura máxima de aprox. 80,5 kilómetros sobre el suelo de la Tierra, en la mesosfera). El diseño de esta nube le permite brillar en la oscuridad. Naturalmente, el aluminio terminará cayendo a los océanos o campos de cultivo, contaminando luego los frutos o la cadena alimenticia. Las pruebas podrían dañar (aún más) diversas zonas fronterizas de la atmósfera que protegen la vida sobre la Tierra, y nadie sabe qué efectos podrán tener en el clima, la agricultura y la salud de los seres humanos, o si podrán influir en la radiación infrarroja o ultravioleta que llega hasta nuestro planeta. Los biotopos (protegidos) de la Marina de los Estados Unidos, incluido el “National Marine Sanctuary” (traducción: “Santuario Marino Nacional”), se encuentran expuestos a un gran peligro por este experimento. Es obvio que la sombra generada por esta nube artificial en otoño del año 2009 contribuyó a un clima inusualmente invernal y nevoso. ¡Acerca de todo lo que provocó (y provocará) no se recibe ninguna información! [Fuentes 14, 15, 16, 17]   

Experimentos marinos similares son: el “Unified Aerosol Experiment” (UAE 2) (traducción: “Experimento Unificado de Aerosoles”) de los Emiratos Árabes Unidos en 2004 y siete estudios realizados en el sureste asiático, en 2007 en Singapur. La Tierra se ha convertido ya en una “víctima de la investigación” militar, y ¡va siendo hora de estigmatizar a la geoingeniería como un intento con consecuencias previsibles terribles y como un atentado contra la vida misma! ¡La sociedad civil debería negarse abiertamente a consentir que los “guerreros de la geoingeniería” continúen ocasionando daños a todo el planeta!

¿Acaso debemos dejar la sanación de nuestra Tierra en manos de aquellos que durante los últimos 65 años han demostrado la mayor de las indiferencias ante su bienestar? ¿Debemos deshacernos de este maravilloso planeta tal y como hacemos con el plástico barato? Ya es hora de respetar al planeta Tierra, y de protegerlo, como han hecho los pueblos indígenas durante miles de años. Debemos reconocer el error de nuestra filosofía de vida, ya que es la que nos ha llevado hasta esta crisis (medioambiental). Ya es hora de cuestionarnos el patriarcado, un sistema que ansía el poder sobre todo ser vivo; igualmente debemos cuestionarnos el brutal capitalismo, que requiere de una desmesurada violencia militar para asegurar su ansiosa acumulación de riquezas naturales. Necesitamos urgentemente un plan crítico para luchar por un futuro más inteligente, más femenino y más humano. 

¡Debemos pensar con especial atención sobre la “necesidad” de la guerra! Evidentemente, la capacidad de manipular el funcionamiento natural de la Tierra no evidencia en modo alguno la justicia de nuestra concepción económica del mundo, nuestras formas de gobierno o nuestras intenciones. ¡El poder nunca significa derecho (ni justicia)! Ya es hora de dejar a un lado todos los pensamientos y medidas preparatorias para la guerra, y esto se refiere especialmente a las “guerras climáticas” que podrían desestabilizar el sistema de soporte vital del conjunto de la comunidad terrestre. ¡Los sueños de libertad no deben seguir considerándose utópicos! (Puesto que) estos sueños son la base para la supervivencia de nuestro planeta y de la vida misma. 

¡Hay una necesidad perentoria de lanzar una mirada sincera a la totalidad de nuestro modo de vida y a los planes sociales, para que los seres humanos, toda la vida y la Tierra puedan experimentar una fase larga y fecunda de paz y bienestar! Nuestro Sol aún tiene 4 o 5 miles de millones de años ante sí para gratificarnos con su energía – ¡no desperdiciemos este tiempo!

Fuentes:

  1. “Trials of War Criminals before the Nuremberg Military Tribunals under Control Council Law”, Nr. 10, ed. 2, p. 181-182. Washington, D.C.: U.S. Government Printing Office, 1949.
  2. New York Times, 19 de marzo 1959
  3. “Multimedia Encyclopedia” 1996 y 1998.
  4. Microsoft “Encarta Multimedia Encyclopedia”, 1999.
  5. Keesings “Historisch Archief” (K.H.A.) 13-20 agosto 1961, 11 de mayo 1962 y 29 de junio 1962. 
  6. Nigel Harle, “Vandalizing the Van Allen Belts”, Earth Island Journal, Winter 1988-89, p. 11.
  7. Zbigniew Brezinski, “Between Two Ages: America’s Role in the Technetronic Era”, Penguin Books, Cambridge, MA 1976.
  8. Lowell Ponte, The Cooling, Prentice-Hall Inc., Upper Saddle River, NJ, 1976.
  9. “Northern Lights Thrill Sky Watchers from Texas to Ohio”, Kansas City Star, 10 de noviembre 1991.
  10. Das NASA / U.S. Air Force CRESS 1990 Press Kitdescribe un programa de ensayos atmosféricos de la NASA (que señala la relación entre H.A.A.R.P. y el Ejército del Aire de los Estados Unidos, y que podría generar „Vibrant Spectrums (auroras)”.
  11. Nick Begich y Jeane Manning, “Angels don’t Play this HAARP”, Earth Pulse Press, Anchorage, AK, 1995.
  12. Long-term Effects of Multiple Nuclear Weapons Detonations, U.S. National Academy of Science, 1975
  13. Rosalie Bertell, Planet Earth: the Latest Weapon of War, The Women’s Press, London, 2000; p. 119-128
  14. “U.S. Navy & NASA Dust Cloud Experiments May Begin onTuesday, September 15, 2009” Live Science.com September 14, 2009 Artículo de Clara Moskowitz, Staff Writer (¡realizado en realidad el 19 de septiembre de 2009!)
  15. An Update on the Charged Aerosol Release Experiment (CARE)” Paul A. Bernhardt – Paul.Bernhardt@nrl.navy.mil
  16. DasNASA / U.S. Air Force CRESS 1990 Press Kitdescribe un programa de ensayos atmosféricos de la NASA (que señala la relación entre H.A.A.R.P. y la fuerza aérea de los Estados Unidos, y que podría generar «Vibrant Spectrums (auroras)”.
  17. http://science.nasa.gov/sciencenews/scienceatnasa/2003/20jun_tmaclouds/

Publicación original
Bertell, R. (2016). Slowly Wrecking Our Planet. Canadian Woman Studies Les Cahiers De La Femme, 31(1-2)

Version en español

Publicado en 2021 como parte del e-Book gratuito, editado por la Prof. Claudia Von Werlhof Global WAR-NING! Geoengineering Is Wrecking Our Planet and Humanity, Global Research, Centre for Research on Globalization (CRG).